El fiscal a cargo, Alejandro Pellegrinelli, indicó a la prensa que el féretro no muestra «maniobras de naturaleza violenta» y que intentarán profundizar sobre la línea investigativa sobre sectas.
Tras la licencia por guarda de un menor de la fiscal Florencia Salas y las vacaciones del Dr. Rodolfo Moure, la investigación de la desaparición del cadáver de un bebé en el cementerio local recayó en Alejandro Pellegrinelli junto a la Dirección Departamental de Investigaciones.
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En rueda de prensa esta mañana en Mar del Plata, el fiscal a cargo detalló que «la madre ya encontraba algunos datos que le resultaban indicativos de algunas maniobras sobre el féretro, particularmente el hallazgo de un chupete del bebé que en los primeros instantes de esa visita la madre entró en duda en torno a si esto había sido introducido por los propios familiares en instancia de la inhumación en el interior del cajón y también algunos elementos que tenían que ver con algunas cartas que sus propios hermanos del bebé habían depositado en el interior como suele ser habitual en este tipo de casa».
Tras la consulta a diferentes familiares que participaron del sepelio y a personal de la cochería, «se solicitó la exhumación del cadáver, se ordenó por la Justicia de Garantías y se concretó en la tarde de ayer (martes) con el hallazgo ya de un cajón vacío sin maniobras de naturaleza violenta sobre el mismo, sólo con la presencia del cojín que suele ser utilizado habitualmente en el exterior del cajón y sin el hallazgo del cadáver del bebé».
Pellegrinelli se permitió dudar sobre el personal del cementerio, que es de fácil acceso por no poseer un cerramiento total. «El lugar donde se concretó está a escasos 15 ó 20 metros del lugar donde el sereno pernocta, con lo cual debió haber sido advertida la maniobra», explicó.
El estado del cajón también dejó sus dudas: «Debió haberse tratado de una manera que tuvo que haber llevado algún tiempo necesario para su concreción», describió el fiscal. El féretro «aparece en su integridad sin signos de violencia, con la presencia incluso de dos de las cuatro mariposas con las que habitualmente se cierra. Fue una maniobra de alguien que conoce cómo hacerlo, absolutamente limpia, para descartar violencia sobre el mismo».
Tal como ocurrió con los dos casos de Otamendi en 2017, el Código Penal no estipula una pena para el autor del robo de un cadáver, a menos que tenga como objetivo un ánimo de lucro y puede terminar en tan solo una contravención.
Y al igual que en los casos del cementerio de Dionisia, también «se investigan algunos grupos que pudieran estar vinculados a algún rito de esta naturaleza», según expresó a la prensa.
El municipio también investigará a sus empleados
«A la par del proceso que lleva a cabo judicial la fiscalía, estamos iniciando nuestra propio accionar que incluye a los dos seremos y otros cuatro empleados que trabajan en el cementerio», declaró la secretaria General y de Gobierno, María Eugenia Bove, a la corresponsalía local del diario La Capital.
«Estamos conmocionados como toda la comunidad, pero desde nuestra función debemos aportar lo nuestro para ayudar a la familia. Estamos brindando contención a la mamá a través de la secretaría de Desarrollo Humano», puntualizó la funcionaria.
Además, Bove también definió su parecer ante el caso: «Es una cosa increíble, algo está pasando en la zona a lo cual todavía no podemos acceder y seguramente existen complicidades por la semejanza de los casos. Nuestro compromiso en conjunto con las fuerzas de seguridad y el área judicial, es que las familias tengan paz».
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