Cientos jóvenes de toda la diócesis invadieron Miramar en la inolvidable 53ª jornada de Invasión de Pueblos. Con una procesión por la ciudad y la Misa del Padre Obispo, el Movimiento Juvenil Diocesano dio por finalizada la convocatoria.
La presente edición, que en realidad debió realizarse en 2020, también tuvo otra particularidad por la pandemia que fue que las actividades se desarrollen en una sola jornada, sin quedarse a dormir en la localidad como ocurrió en otras ocasiones.
«Fueron protagonistas los jóvenes de las comunidades que completaron un proceso de participación de alrededor de 6 meses donde se fueron abordando distintas temáticas preparatorias para este evento. El cuidado de la vida en un sentido integral fue el tema central. Se trabajó sobre metáfora de la Iglesia como hospital de campaña, que recibe y sana a todos y la casa común, como destinataria de nuestra misericordia», señalaron desde la organización.
Las actividades se desarrollaron desde la mañana en los colegios Juan Marsiglio, San Andrés y en la plaza de 26 esquina 49, para luego trasladarse a la explanada de la Parroquia. Allí además se descubrió una imagen de tamaño real que homenajea a San José.
«Quiero agradecer a Dios por aquellos de la comunidad que, desde hace tiempo, vinieron preparando y preparándose para recibir a los jóvenes de nuestra Diócesis… ¡estuvo todo más que perfecto! Agradecerles por el cansancio, los nervios, por el trabajo que fue ‘comunitario’… ¡qué lindo! Cuanta alegría… los vimos misionando, cantando, rezando… fuimos testigos del profundo momento de oración que nos conmovió a todos verlos así… ver a cientos de jóvenes rezando, fue muy fuerte… pero quiero destacar a ese grupo de la Parroquia que cuando los convoqué a ‘todos’ no eludieron el compromiso… Gracias, por entender… que la Iglesia de la zaraza ya no va más… ¡y sí una Iglesia servidora y fraterna! Una comunidad que no sirve es una comunidad que no sirve para nada… ¡en esto encontramos la gracia de Dios! Y como se siente y se vio en ustedes. Gracias, no solo porque hicieron que los invasores se fueran felices y agradecidos, sino porque hemos crecido enormemente… Dios les retribuya el ciento por uno y San Andrés interceda por cada uno de ustedes. Sigamos caminando ‘juntos’, sin ponerle pretextos al servicio, en la audacia del Espíritu Santo», señaló el Padre Pablo Boldrini a modo de conclusión en las redes de la Iglesia local.
La homilía del Obispo
En el Domingo de Cristo Rey, el padre Obispo Gabriel ofreció a los jóvenes en Miramar tres puntos para reflexionar: 1. ¿QUIÉN reina en mi corazón, en mi familia y en mi ambiente? 2. Solo tendremos SEGURIDAD en la Realeza de Jesús 3. La cruz y la VERDAD como semillas del Reino de Dios
- ¿QUIÉN reina en mi corazón, en mi familia y en mi ambiente?
A la luz de la metáfora del reino y el reinado podemos preguntarnos en primer lugar: ¿QUIÉN reina realmente? Desde la perspectiva personal hasta todas las dimensiones comunitarias y sociales podemos buscar diagnosticar QUIÉN está reinando. La realeza de este mundo es muy fuerte y logra impregnarlo todo. Pensemos en el reino de la mentira, de la falta de compromiso, del pecado, del miedo, del fanatismo, de la falta de posibilidades para los más pobres… El reino de la violencia y la guerra, del pesimismo y la opresión, de la muerte y la indiferencia… Tengamos en cuanta también algunos reinos que no son tan negativamente graves pero que complican nuestra vida igual: el reino de la superficialidad y la mediocridad, el reino de la vanidad y la falta de responsabilidad. Varios de los reinos de este mundo se traducen, de una u otra forma, en una suerte de obsesión unilateral por una determinada persona, grupo o ideología (sea cual fuere la orientación) que quita libertad.
¿QUIÉN o QUIÉNES reinan en mi corazón… en mi familia… en mi comunidad? ¿Qué reinos de este mundo afectan mi vida? ¿Dejo que alguna ideología o fanatismo reine en mí y ocupe el lugar de Dios? ¿Me dejo seducir o aturdir por el mensaje de la “realeza de este mundo”? ¿A QUIÉN termino entregando el don inapreciable de la libertad con el que me ha dotado el mismo Dios?
- Solo tendremos SEGURIDAD en la Realeza de Jesús
Ninguna de los reinos de este mundo nos puede dar SEGURIDAD. Solo el Reino de Dios, solo Cristo Rey nos puede dar la SEGURIDAD que anhelamos ante tanta inestabilidad. Ni la violencia, ni la superficialidad, ni el miedo solucionan nada. Solo el Reinado de nuestro Dios da firmeza a la vida del ser humano como queda patente en la primera lectura, el salmo y la segunda lectura. El prefacio de la Misa de este día describe el Reino de Dios con estas palabras: …reino eterno y universal, reino de verdad y de vida, reino de santidad y de gracia, reino de justicia, de amor y de paz. Este es el Reino de Dios, este es el Reino que da auténtica SEGURIDAD.
Ante la inestabilidad propia de la vida: ¿busco en Dios la SEGURIDAD? ¿Experimento en el Señor la firmeza necesaria para llevar mi vida adelante? ¿Busco la presencias SEGURA del Señor para apartarme de los reinos de este mundo? ¿Dejo lugar al Señor en mi corazón? ¿Qué implican para mí hoy cada uno de los valores del reino que hemos presentado: eterno, universal, verdad, vida, santidad, gracia, justicia, amor, paz…?
- La cruz y la VERDAD como semillas del Reino de Dios
Es paradojal que el Señor se presente como Rey Eterno en el momento que está como prisionero y a punto de ser crucificado. Queda lejos la imagen de un rey glorioso según las categorías de este mundo y se da lugar a una visión distinta. Una vez más se hace patente que los caminos de los hombres no son los caminos de Dios. El poder y el Reinado de nuestro Dios se hacen presente en la cruz salvadora. Además, en este contexto de pasión, el Reinado de Jesús se manifiesta en esta realidad tan ausente en nuestros días: la VERDAD. La VERDAD no solo como realidad moral opuesta a la mentira. La VERDAD también como elemento existencial en cuanto asumir con serenidad la propia realidad en sus aspectos buenos, para disfrutar y gozar; y en sus aspectos no tan buenos, para cambiar y modificar. Sólo los que estén abiertos a la VERDAD serán capaces de escuchar en profundidad y entender el mensaje del Señor. Los que tengan esta actitud serán parte del Reino de Dios que no se identifica con los poderes triunfalistas de este mundo sino con los valores más profundos del Evangelio.
¿Qué implica para mí la cruz de Jesús como parte de la dinámica del Reino? ¿Acepto que Dios reina desde la cruz? ¿Integro que los caminos de Dios son diferentes a los caminos de los hombres? ¿Vivo en Cristo que es la VERDAD? ¿Asumo la realidad de mi vida personal, mi historia, la de mi familia, mi Iglesia y mi patria? ¿Suelo vivir en la fantasía o la irrealidad anhelando situaciones que no tienen sentido? ¿Estoy abierto a la VERDAD para escuchar la voz de Jesús?
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