
Los cálculos rondan entre las 150 hectáreas (según Municipio) y 240 (según Provincia). Inédito despliegue que obligará a armar planes de contingencias entre todos los sectores para disminuir riesgos, aunque resulte imposible competir contra la ola de calor.
Por Nicolás Galante – Director de EDM
La redacción de este artículo que oficia como cierre a un fin de semana de terror tomó su tiempo. En primera medida, para analizar fríamente lo que aconteció donde las emociones de miles de vecinos y turistas estuvieron a flor de piel. Luego, para repensar virtudes y defectos de un operativo entre múltiples fuerzas vivas. Y por último, lo más importante, el daño irreparable a las plantaciones emplazadas en las estancias Ballenera Chica y El Caracol, ubicadas en la ruta 11 sur.
Con el diario del lunes (o martes) y luego de haber recorrido el lugar desde el sector de acceso público al menos 3 veces, indudablemente debemos asegurar que fue una verdadera tragedia que, incluso, podría haberse cobrado víctimas humanas y más daños a infraestructura, fuera de lo que efectivamente ocurrió.
Luego de conocerse el inicio del incendio de madrugada por llamados telefónicos de pescadores que dieron aviso a Bomberos, durante la mañana del viernes la información emanada desde el Municipio hablaba de un incendio controlado y de la creación de 14 nuevos cortafuegos para impedir que el fuego se extienda. El lugar afectado no es el Vivero Dunícola propiamente dicho, sino el sector costero de dos estancias que, tras la inauguración de la nueva ruta en 1985, forestaron ese sector que muchos creen que es público pero no lo es.
El acceso siempre fue casi irrestricto, principalmente por quienes disfrutan del Médano Grande con vehículos todo terreno y hasta acampando, situaciones que no están permitidas pero tampoco han sido debidamente sancionadas. La Asamblea en Defensa del Vivero lo denunció el día previo, aunque focalizado a una fiesta en Frontera Sur que se estima que poco tuvo que ver al situarse 6 kilómetros al norte del lugar afectado.
La primera llegada de EL DIARIO DE MIRAMAR fue cerca de las 13:15 del viernes a través de la tranquera de acceso a la Estancia El Caracol, donde ya se había montado la recepción de bidones de agua, hielo y fruta para quienes estaban combatiendo el fuego. Allí trabajaba personal municipal, Bomberos y la coordinación a cargo de Hernán López (director de Relaciones con la Comunidad) a quien se le sumó el concejal Mauro Spadari. En una pequeña «olla» distante unos 500 metros de la ruta todo era cenizas, al igual que en un pequeño monte, y aún ardían algunos arbustos sobre la margen norte. De allí surgió nuestro primer video, vaya uno a saber cómo ya que nuestro celular padecía los alrededor de 45 grados centígrados.
Volvimos pasadas las 15. El número de gente y colaboradores crecía como la temperatura. A las distintas dotaciones de Bomberos se les sumaba la presencia y actuación de Ianantuony, Battenti, Scarpignato, Troussel, Sánchez Charró, Besteiro, López, Tilaro, Pusterla, Álvarez, Marino y muchos más, aún a riesgo de olvidar y pedir disculpas a alguien que haya estado allí o en otro sector. Se decidió formar un filtro más sobre la ruta para recibir agua, hielo y fruta así se evitaba que ingresen al bosque que se convertía en una película de guerra, entre fuego, provisiones y aviones volando bajo.
Ya nos retirábamos cuando, un par de kilómetros más adelante, notamos la llegada de otras tres dotaciones y elegimos volver a fotografiarlas. Con solo volver a mirar nos dimos cuenta que la situación empeoraba minuto a minuto. De allí surgieron las fotos de las peores columnas de humo, la labor del helicóptero hidrante -rentado, de la misma empresa que estuvo en los incendios en el sur- y allí volvimos al centro de la ciudad. Afortunada decisión, ya que 15 minutos después rotó el viento e inició la escena dantesca que aún duele y conmueve: llamas que superaban la altura la copa de los árboles, su extensión a la banquina, al campo de enfrente cruzando la ruta, el cielo anaranjado en el centro, la huida a campo traviesa de parte de los colaboradores, el incendio de 3 autos y la increíble situación que vivieron los maquinistas municipales.
Ambos pueden contar la historia, que merece un párrafo aparte. Tanto la pala como la retroexcavadora, ambas propiedad del Municipio desde hace unos 20 años, se encontraban a la vera del arroyo La Totora preparando más cortafuegos. Matías Lisazo logró bajar de la pala y meterse dentro del curso de agua para salvarse y salir caminando por la playa. Distinto fue lo que le ocurrió a Pepe Etchelet, que según nos relataba Rodrigo Medina en Facebook «lo salvó el personal de la Dirección de Bomberos pertenecientes a los cuarteles Central de La Plata, Hudson y Cariló, cuando intentaba escapar del fuego se desmayó en la calle y los bomberos no dudaron en salvarle la vida volviendo por el cuando se encontraba solo». Tuvo quemaduras de primer grado y desde el Hospital aseguraron que -más allá de lo realizado por su personal- «lo salvó Dios».
Al rato, la ruta se cerró y solo pudieron acceder los vehículos de emergencia. EDM siguió informando por los partes municipales, el domo de TuCiudad.live desde el edificio Playa Club y las contundentes imágenes que nos aportó gentilmente Pablo Funes, de dronmardelplata. Pero allí siguieron esos voluntarios coordinando más cortafuegos, o en retenes, o llevando provisiones a las que hubo que sumarles la cena. Los llamados y comunicaciones radiales fueron incesantes donde se ofrecieron bomberos retirados, de vacaciones, voluntarios de otras localidades, trabajadores rurales con su maquinaria, entre otras ramas. Todos querían participar.
Recién el sábado por la tarde pudimos saludar a los bomberos héroes, a los colaboradores y recorrer el sector del primer arroyo. El viento fresco y las cenizas convertían a la película de guerra en una de terror. Afortunadamente, algunas risas de los servidores públicos lograban disimular el entendible cansancio. Llegó la cúpula de la Policía Bonaerense, de Defensa Civil, del Sistema Nacional de Manejo del Fuego y hasta el propio gobernador y los ministros de Seguridad y Ambiente. Sin anuncios pero con foto y video, todos recibieron sus felicitaciones por la enorme tarea, mientras apreciábamos cómo el arroyo La Totora quedó sin agua por los 900 litros que el helicóptero se llevó en cada pasada y la evaporación por el fuego.
Con el incendio combatido tras 60 horas, Cuartel de Bomberos dixit, seguimos agradeciendo porque lo que abunda no daña. EL DIARIO estuvo ahí durante buena parte del fin de semana así que no hay demasiado para contarnos porque lo vivimos. Nos quedará conocer cómo avanzará la causa legal, ya que desde el Municipio se impulsó una denuncia y aún se esperaba la decisión de los titulares de los campos. Desde Fiscalía y SubDDI no hubo mucha más información, aunque se entiende que se aportaron fotos y nombres que circularon por redes sociales para entender si realmente los señalados en posteos tienen que ver con el inicio de la tragedia.
Luego quedará conocer si esto servirá para ejemplificar un plan de contingencia que una a Bomberos con el Municipio. Por caso, salvando la frecuencia policial, no se vio un sistema de comunicación vía handy de la comuna en un sector con poca señal de celular. También costó el corte de accesos, ya que si bien se cerró el Vivero pasado el mediodía, el sendero utilizado por la colectividad ortodoxa en cercanías al Bosque Energético seguía abierto con bajada directa a los médanos. Los lugares para dejar donaciones luego se trasladaron a los cortes de ruta, pero el arribo de más personas en el momento en el que rotó el viento podría haber ocasionado una masacre. El rol que cada uno debía ocupar deberá empezar a asignarse como en los simulacros.
Son solo algunas de las propuestas que seguramente se charlen cuando se calme la situación. Desde Bomberos seguro que también analizarán si pueden aprovechar lo vivido para realizar nuevas pautas de trabajo, aunque siempre es de destacar lo realizado en los últimos 30 años con un cuartel modelo en el Vivero respecto a capacitaciones, siguiendo el legado de Jorge Daniel Venturini y ahora con su hijo Pablo. Igual todo es poco en comparación a una inusitada ola de calor con humedad menor al 20%.
La superficie afectada ronda entre las 150 hectáreas (según declaraciones de Troussel a medios marplatenses, aún no fue autorizado por Comunicación Social a emitir declaraciones para canal local y EDM) y 240 (según el responsable de Defensa Civil de Provincia). El daño es inmensurable para un monte que data de 1985, pulmón verde orgullo de la ciudad para el que poco hemos trabajado para colaborar, más allá de su propiedad privada. Sirva esta publicación, demorada pero justa, para reconocer al centenar de personas que hicieron su aporte para que la catástrofe no sea mayor, y para que quede de archivo para remarcar nuestras virtudes y falencias de cara a planificación futura.

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