
Participaron productores, técnicos y alumnos del establecimiento educativo, quienes impulsaron este proceso en dos hectáreas. Una modalidad que sigue afianzándose de a poco en el distrito, descartando agroquímicos y otros elementos que se utilizan en el modo tradicional.
En uno de los lotes pertenecientes al complejo educativo de la Escuela Agrícola 2 Irene Martínez de Hoz de Campos se desarrolló la siembra de dos hectáreas de trigo agroecológico, con el objetivo de continuar impulsando estas prácticas productivas que evitan el uso de agroquímicos tradicionales.
Participaron de la jornada abierta a la comunidad, técnicos, integrantes del INTA y el municipio, propietarios de una empresa de semillas, productores, consumidores docentes y alumnos de este establecimiento escolar situado en el kilómetro 5,5 de la ruta provincial 77, frente al Aeroclub local.
«Fue una siembra de asociación de cultivos, entre trigo y trébol rojo que se usa mucho en la agroecología para una vez realizada la cosecha, pastorear con animales ese trébol y con la bosta más orina, generar fertilidad natural», indicó a la corresponsalía local de La Capital el ingeniero agrónomo Ignacio Marque, responsable de la iniciativa.
A mediano plazo se busca ir afianzando estas iniciativas cada vez más y para la próxima campaña la propuesta es realizar el mismo proceso con maíz, girasol, quinoa, ya conservando el módulo de estas características.
«Queremos ir extendiéndolo a otras superficies y lo más interesante es el cambio de paradigma, donde por un lado al no aplicarse químicos están al resguardo los chicos y chicas que concurren a la escuela y el barrio lindante (Aeroparque), y por otro, trabajar el cuidado del medioambiente junto a la generación de alimentos sanos para consumir», destacó el profesional.

La finalidad de la siembra asociada como en este caso, trigo y trébol rojo, es lograr biodiversidad, aportando nutrientes naturales a la tierra, especialmente nitrógeno. Además, no se aplica ningún fertilizante de síntesis química como en la agricultura convencional, y tampoco insecticidas a semillas.
«Lo que sí colocamos, gracias a la donación de una empresa, son insumos biológicos, es decir microorganismos, bacterias y hongos los cuales favorecen el crecimiento de las plantas. Si bien ya se encuentran en la tierra, los acercamos a la semilla y cuando el trigo comienza a germinar y largar raíz, se acelera el desarrollo y con el fósforo y nitrógeno favorece el aporte de nutrientes de manera natural», reflejó Marque.

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