Con ocho cuadras de espera, miles de personas acompañaron el evento que tuvo como atracción central al huevo de pascuas de 10,51 metros de altura.
Tras diez ediciones, Miramar finalmente pudo ostentar su récord. La creación encabezada por el maestro pastelero Walter Aragonés fue la más alta del mundo, con 10,51 metros de altura, 6 metros de diámetro en su parte más ancha y 4100 kilos de chocolate.
El huevo de pascuas de Miramar es récord pero no Guinness: los creadores del famoso libro exigieron unos US$ 20.000 para certificar la obra y, según trascendió, habrían solicitado que la estructura también sea de chocolate por lo que se deberían utilizar unas dos toneladas más de material. Desde la Secretaría de Turismo, ni lerdos ni perezosos, prefirieron convocar a la escribana María José Huarte para que deje constancia de las dimensiones.
Sin embargo, ello no opacó la única gran fiesta que tiene la ciudad. Miles de personas (no se pudieron corroborar fehacientemente) disfrutaron de las 40 mil porciones en las que se dividió el huevo.
La jornada comenzó con una clase de cocina organizada por uno de los auspiciantes. Fueron cuatro grandes empresas (tres radicadas en Mar del Plata y una nacional) las que publicitaron en el evento para reducir el gasto que el municipio afronta con la acción.
A las 15, puntual, el intendente Germán Di Césare, el maestro pastelero Walter Aragonés y el subsecretario de servicios e ideólogo de la estructura Mariano Auriti Primavera se encargaron de dar los golpes iniciales a la estructura.
Unos minutos antes, Di Césare declaró que se encontraba feliz por la cantidad de gente que visitó Miramar este fin de semana largo y la difusión que tuvo el evento. Además, consultado si piensa estar en la próxima ruptura que será tras las elecciones de octubre, expresó: «vamos a ver si nos podemos anotar».
«Estoy orgulloso de pertenecer a esta fiesta», dijo Aragonés, que ya va por su novena pascua gigante. Respecto a la elaboración declaró que «es la misma (estructura) del año pasado pero está más firme y más prolija y se suma la experiencia que uno va adquiriendo con los años». Tampoco imaginó llegar a un récord: «Sí se habló con los otros pasteleros de algún día hacer un récord mundial. Con los años se fue la idea haciendo cada vez más fuerte», culminó.
Hasta pasadas las 19, miramarenses y turistas regionales y nacionales pudieron disfrutar de las porciones que repartieron las promotoras comunitarias. A su vez, se confirmó que lo que no se entregó por cuestiones horarias se brindará a instituciones locales.