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Policiales

Renuevan el pedido de justicia por Laura Iglesias a 6 años de su femicidio

(Página/12)

La asistente social fue golpeada, torturada, violada y estrangulada un 29 de mayo de 2013 en Parque Bristol. Fue recordada al cierre de la sesión del Concejo Deliberante.

El crimen de Laura Iglesias (55) no solo mostró un espantoso capítulo policial de Miramar, sino que también dejó al descubierto las malas condiciones laborales y desprotección a las que se enfrentaban las asistentes del Patronato de Liberados Bonaerense, y que aún sufren.

En la 7ª sesión ordinaria del Concejo Deliberante, la concejal Sofía Roldán Funes (Unidad Ciudadana) aprovechó el momento de los homenajes para recordarla en el 6º aniversario del crimen. «Muchas mujeres luego de su femicidio se organizaron para visibilizar la violencia machista que padecen a diario. Sus compañeras y compañeros de todo el país se movilizaron para exigir una mejora condiciones laborales», indicó la edil. También hizo referencia al caso la concejal Farías (Cambiemos), que por curiosas razones adoptó una mascota de Iglesias.

Quien habló por primera vez sobre el tema es la presidenta del cuerpo, Sabina Vujovich (FR), quien trabajó en el área de Niñez y Adolescencia tanto con Iglesias como con su femicida Cuello. «La conocí mucho, compartimos trabajo como equipo técnico. (…) Y a uno de sus asesinos lo conocí mucho, porque siendo menor trabajé y mucho con él. No pudimos lograr cosas con él pero el Estado estuvo acompañando a los niños en conflicto con la ley penal que es cuando más fuerte tenemos que estar y eso no me convierte en defensora de delincuentes. Y ella pensaba lo mismo», expresó.

«Conozco la precariedad con la que trabajan las trabajadoras sociales en muchos ámbitos, cómo ponen el cuerpo, cómo están siempre en riesgo… todo eso tiene que ver con un Estado ausente donde todos estamos en deuda. Laura está en la lucha de todos ustedes», culminó emocionada la abogada ante la presencia de organizaciones sociales con carteles que recordaban a la asistente.

Representantes de diferentes organizaciones participaron de la sesión del HCD (NG)

El caso

Iglesias se había mudado no hace mucho tiempo a Miramar. El martes 28 circulaba con su Renault 9 por la calle 7 de Abril cuando se encajó culpa del barro. Desde allí se tomó un remisse, mantuvo una reunión en el centro y por la tarde volvió para recuperar su vehículo y ver si ya lo podía movilizar.

Cerca de las 16:30 de ese martes, su hija, que residía en cercanías al lugar donde había quedado el auto, se preocupó porque su madre no volvía y el auto seguía parado sobre la traza de la avenida aunque con faltantes. Recién la mañana siguiente, a 200 metros de ese lugar y tras una serie de rastrillajes, apareció el cadáver. Estaba sentada en un descampado con la ropa puesta, con manchas de barro y ramas en el cuerpo, como si hubiera sido arrastrada.

El informe de los médicos forenses indicó que el asesino la había golpeado con fuerza en distintas partes del cuerpo y la había violado más de una vez. Laura murió por asfixia: la estrangularon con el cordón de una zapatilla.

El único acusado y sentenciado a perpetua por homicidio agravado fue Esteban Cuello, un otamendino con una causa de abuso sexual de 2010 que tenía que estar tutelado por el Patronato, pero no tenía asistencia por un problema burocrático. Su ADN fue el único encontrado en el cadáver de Iglesias, pero el modus operandi y la falta de heridas en su cuerpo mientras que la asistente tuvo signos de haberse defendido hacen suponer que hubo más partícipes.

Por ello, la familia nunca quedó conforme con la línea investigativa. Nunca se citó a declarar a los liberados ni a sus compañeras de trabajo. Para peor, tampoco se solucionaron las condiciones laborales que el personal del Patronato denunció y el abandono por parte del Estado al que siguen siendo sometidos.

Con información de Qué Digital, Cosecha Roja y Página/12.

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