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Sociedad

Opinión: ¿Cómo que pasó solo un mes?

El símbolo de la cuarentena son las calles vacías en sectores sin comercios, situación diferente a la del resto de la ciudad (NG/EDM)

El viernes 13 de marzo, el Municipio de General Alvarado impartió sus primeras directivas incluso antes que en otras partes del país. Pasado un mes, ¿los habitantes del distrito tomamos conciencia de todo lo que nos pasó y lo que puede pasar?

Por Nicolás Galante / Director de EDM

Parece que entremedio hubiera pasado una vida, pero recién transcurrió un mes y dos días de ese jueves donde se confirmó la cancelación de la Fiesta Provincial de la Papa y la Semana Internacional del Triatlón por disposición provincial. Sumados, ambos eventos iban a tener más de 15.000 espectadores de diferentes lugares del país. Con el dolor de los organizadores por la pérdida económica que eso representó, se comprendió que la salud vale más que eso a la vez que se inició una seguidilla de hechos que cambió la vida de todo el mundo con su obvio efecto en General Alvarado.

En Miramar, el viernes a la mañana se inició con una conferencia de prensa en la Municipalidad. Aún sin conocer los peligros que el coronavirus terminó representando para el país ya que solo había 31 casos confirmados, el intendente Sebastián Ianantuony decidió adelantarse a algunas medidas y decretó la emergencia sanitaria en el distrito por 180 días, es decir, hasta el 9 de septiembre.

La primera conferencia tras establecer el Comité de Acción (cortesía Rodrigo Aranda)

De ese modo se prohibieron eventos masivos y se dispuso que cervecerías y boliches ya no podrían abrir desde ese mismo fin de semana. Luego la Nación decidió la suspensión del dictado de clases presenciales. Y el martes 17, la comuna fue más contundentes al determinar a nivel distrital el cierre de locales que aglomeren personas u ofrezcan servicios turísticos de cara a un fin de semana largo que se aproximaba. También se prohibió la circulación en parques, paseos y playas y se establecieron retenes en los accesos a las ciudades del distrito para controlar datos a quienes circulen por allí, identificando a quienes no posean domicilio en la ciudad e impidiendo su ingreso a menos que sea para el transporte de mercadería.

Paulatinamente, el comercio de la ciudad debió frenarse de golpe después de un excelente enero y un aceptable febrero. Desde ese 17 de marzo nada fue igual para un sinfín de comerciantes locales, principalmente de rubros no esenciales como indumentaria, bazar, bares, peluquerías, electrodomésticos y otros menesteres. Ni hablar cómo lo viven muchas personas que ofrecen distintos tipos de servicios cuentapropistas, entre quienes nos incluímos, que deberán esperar hasta que calme todo para volver a ver un peso mientras sus gastos siguen sucediéndose.

El cierre del tradicional café de 28 esquina 21 que aún no pudo reanudar su actividad (NG/EDM)

Por supuesto que no se reniega de estas decisiones que contribuyen a preservar la salud pública que, hasta la fecha, viene sin casos de COVID-19 en el distrito. Pero en este mes que pasó no se conoció ni una medida nacional, provincial o municipal que acompañe económicamente a quienes no pueden trabajar y no obtienen dinero para su propia subsistencia ni para la de posibles empleados como descuento en monotributo o cargas sociales.

Los $10.000 del Ingreso Familiar de Emergencia fueron la única determinación en el área, sumada a la tarjeta Alimentar que se había ideado con anterioridad y la prohibición del corte de servicios a un sector de la sociedad sin especificar si luego se le cobrarían los intereses por mora. La Cámara de Comercio local brilla por su ausencia y no intercedió para proponer franjas horarias, solicitar la reapertura de diversos rubros ni defender al comerciante ante el cierre obligado de sus puertas con justa razón.

Pese a prohibiciones, avisos nacionales hasta en la sopa y permisos de circulación (que bastante costó conseguir merced a los pésimos servidores estatales de computación), las calles de Miramar evidencian poco y nada una disminución en el tráfico. Incluso este lunes con una incesante lluvia las colas se sucedían en los comercios, que aunque sea respetan las medidas de Inspección General de límite de cantidad de gente en su interior dependiendo de su capacidad.

La Estación de Policía Comunal ya indicó que se superaron las 250 actas labradas por violar el aislamiento desde el 16 de marzo. Por supuesto es difícil analizarlo cualitativamente, si hay una baja cantidad de operativos o es alta la cifra de peatones en las calles que se distinguen a simple vista en comparación con otras localidades como lo publicó la Departamental Mar del Plata.

A ello se le agregó un estudio, adelanto de EDM a nivel local, donde se marcó que General Alvarado era el distrito del sudeste donde más disminuyó la circulación en base a la comparación de movimientos de celulares que tenían instaladas determinadas aplicaciones con los de unas semanas atrás. Todo es relativo, por supuesto.

Por todos esos motivos, sumado a la cercanía y vínculo inevitable con Mar del Plata por mercadería o trabajo y la actividad agropecuaria, se tornará imposible establecer una cuarentena comunitaria en Miramar por nuestra sobreexposición. Hubo bronca en diferentes actores de la sociedad ante la inflexibilidad de habilitación de rubros. Por ejemplo, los deportistas, que reducen sus entrenamientos en sus casas. Está claro que si no permiten que la gente haga ejercicio no es por impedir que uno de los tantos y buenos representantes locales se quede sin su rutina, sino evitar que cualquiera apele a esa excepción para poder salir a pasear en el momento donde el aislamiento y las medidas de bioseguridad deben extremarse.

Varios «vivos» que prefirieron salir a la cale cuando la comuna ya había prohibido la circulación en espacios públicos, previo al aislamiento (NG/EDM)

Volviendo al resumen de este mes, se generó una especie de cacería de brujas hacia todo quien llegara del exterior (en primera instancia) y que circule por la vía pública. La inmediatez de las redes sociales nos arrojó en los primeros días no menos de 20 versiones de posibles casos que nunca fueron tales, violando el derecho a la intimidad de personas que no tenían nada que ver. A todos los llegados del extranjero o zonas del país con circulación comunitaria se les exige la cuarentena obligatoria de 14 días y son controlados diariamente por personal de confianza del ejecutivo local.

Tampoco se pudo comprobar fehacientemente la llegada de turistas burlando los controles. Los que llegaron antes aún están en la ciudad por la falta de transporte. Y ni que hablar lo que esperamos a los alvaradenses que viajaron antes de la explosión del COVID-19 a otras partes del país o el mundo y ahora están sin saber cuándo retornarán a su tierra, con un gasto impensado para sus bolsillos.

En el primordial ámbito sanitario se reforzaron camas de terapia intensiva en el Hospital y se decidió trabajar mancomunadamente con la Clínica. Ante la viralización de preguntas sobre los insumos existentes, EL DIARIO consultó y adelantó que existen 7 respiradores entre ambos centros de salud para una afección de este tipo. Queda en los cálculos de los especialistas saber si esto es suficiente para un nosocomio de 40 camas, un partido de más de 40.000 habitantes, y con una dependencia de un Interzonal marplatense que siempre se vio colmado por culpa de un Municipio de General Pueyrredón que nunca creó en un sistema de salud propio y siempre aprovechó las bondades del provincial. Y, por supuesto, ante una epidemia nunca antes vista.

Ianantuony, supervisando la terapia intensiva del hospital (Rodrigo Aranda/Comunicación Social MGA)

El Marino Cassano generó un nuevo sistema de circulación interno para que no se crucen hipotéticos pacientes con coronavirus con aquellos que tengan otros diagnósticos. También se difundió que hay hoteles a disposición en caso de que pacientes leves deban aislarse, aunque ya van varias semanas sin conocer cuáles son los establecimientos que se ofrecen. Este martes se sumó una carpa en el frente de ambas partes del hospital que se estima que funcionará como triage, en reemplazo de la guardia actual.

Por suerte, las nuevas tecnologías y la solidaridad no se detuvieron, muchas veces con más inventiva que plata que es lo que importa. La acción de un grupo de jóvenes permitió construir máscaras de protección facial y buscan fabricar barbijos con herramientas propias. También se sumaron chats de WhatsApp para descomprimir líneas telefónicas. Las redes también sirvieron para publicitar los centros de entrega de viandas que se debieron ampliar, y los lugares donde se puede colaborar con alimentos.

Sorprendió la llegada de vehículos aéreos no tripulados para controlar el aislamiento, los cuales funcionan porque se los ve pasar por el centro pero nunca se envió aunque sea una imagen ilustrativa a los medios para transmitirle al ciudadano de a pie la certeza de que se están empleando para identificar a posibles infractores.

La llegada de los vehículos aéreos no tripulados (NG/EDM)

Justamente, hablando de difusión, las estrategias empleadas por Comunicación Social y Relaciones con la Comunidad del Municipio son buenas pero no encuentran réplica en comunicadores locales que están acostumbrados a manejarse con la simple entrevista presencial o mediante las gacetillas de prensa.

Los partes diarios emitidos por la plataforma Facebook Live son «lo menos peor» que se pudo generar. Es entendible: tienen más llegada que un streaming por YouTube ya que a todos les figura la notificación al iniciarse y no se depende de que una emisora preste su estudio para centralizar el lugar. ¿Logran su cometido? Sí.

Sin embargo, entre más de 30 radios en el distrito, ningún propietario tomó la decisión por motus propio de levantar el audio de comunicaciones de interés público donde se responden una gran cantidad de preguntas que, al día siguiente, programas que se quedaron en el tiempo vuelven a realizar al aire pese a que todo se aclaró desde el día previo y deberían haberlo escuchado o leído.

Ahí apareció nuestra labor. EL DIARIO, al igual que algunos trabajadores de prensa en sus cuentas personales, replica cada una de estas transmisiones. Es más: este medio las desgraba y pone a disposición para no tener que mirar un video de 20 minutos buscando la consideración sobre algún tema en especial. Y estamos orgullosos de poder servir de usina de información a colegas y hasta al propio municipio, incluso sin tener pauta estatal (ni buscándola en un momento de emergencia) por brindar un servicio a la comunidad, algo que algunos que hace años ostentan la propiedad de medios no comprenden y se manejan desde una comodidad ganada durante años.

Hablando de eso, estas palabras surgen de un trabajador que también sufrió el freno de la economía global. La labor de quien suscribe fuera de este sitio en eventos sociales o deportivos será una de las últimas que se reanude y también, consecuentemente y sin eufemismos, ganar dinero. Incluso se pensó lanzar una campaña para incorporar anunciantes en EDM que deberá esperar a que el dinero vuelva a circular por las calles. Como siempre, lo hacemos por amor y por vocación de servicio y sin que nos quede un peso extra.

No queremos ser más extensos de lo que fuimos con más hechos ocurridos en este mes. Quedaron las colas en bancos y locales de pago, los rumores ante la toma de temperatura en Otamendi, las variadas fake news, entre otras. Por supuesto, nuestro archivo sigue a disposición para releer y encontrar lo más destacado que pasó y se sigue escribiendo con lo que pasará.

Esperemos que la salud avance lo suficiente para detener el avance del Coronavirus. Que pronto podamos dejar de ser tan monotemáticos en estas líneas. Que el trabajador de nuestro distrito pueda salir a la calle sin poner en riesgo su salud y que la cadena comercial se vuelva a poner en marcha. Que podamos jactarnos de finalizar sin casos de coronavirus en el distrito o con la menor consecuencia posible y, por qué no, que la pandemia nos haya dejado una enseñanza.

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